Convivir y no prohibir V

CONVIVENCIA Y RESPETO

“Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pájaro me conto que estamos hechos de historias”

Eduardo Galeano

Las Tortugas, uno de los animales más longevos de la naturaleza, su caparazón, les hace invulnerables casi a cualquier enemigo, menos al  más depravado; el ser humano.

Nuestros parques y pueblos, están saturados de basura, por cualquier punto que mires. Por cualquier calle que camines, te puedes tropezar con,  bazofia, y suciedad, somos incívicos; ¿por naturaleza, por educación?, los gobiernos municipales, prohíben, pero no educan. Los regidores de estos Ayuntamientos, prefieren, entre otras cosas subvencionar y malgastar el dinero de todos los vecinos, en el maltrato animal, a la limpieza de sus calles y plazas, eso no se lleva, dirían algunos, ¿Preferimos la tortura y el maltrato animal?, por eso de la tradición, dirían algunos y asentarían otros, es tradición sangrienta, pero tradición..

Una gaviota picotea y remueve en la playa de piedrecitas, de cantos redondos, esculpidas por miles de años de su choque con las olas, ella sigue escarbando, se lleva algo a la boca, parece que  encontró, un pequeño molusco un alga, o cualquier otra minúscula criatura animal que arrastraron las suaves olas a la orilla de la antigua, seguro, celeste  playa, pero no era nada de eso; mirándola, nos pareció  que era una especie de goma pegajosa; la observamos con sana envidia como se elevaba y emprendía su armonioso, dulce y apacible vuelo colgando de su pico aquella especie de engrudo.

Y mi asiduo acompañante de cuatro patas, cívico donde los haya, tumbado a la sombra entre rocas, dormitaba, Octubre, playa-cala paradisiaca, de amaneceres para soñar, cerca de Granada, turistas al sol, a su lado, toallitas abandonadas, botellas de plástico, cercados de colillas, un libro deshojado, basura. A estos desperdicios, parece ser no le dan importancia. Observan al perro y se marchan; imbéciles pienso. Seguimos al sol relajados, alguien se acerca, me ofrece una coca cola, a cambio de no tirar colillas a la playa. No fumo. Se lo agradezco señor, me responde. Cada mes el Ayuntamiento recoge casi medio millón de colillas en esta playa; insiste en regalarme la  Coca-Cola, a cambio de que le devuelva  el envase.

Me fijé y miles de desperdicios de lo que habrían sido cigarros rodaban por lo que en su día fue, sin mucho imaginar, una cala libre de contaminación hasta que el hombre, para su desgracia y perenne suciedad, la descubrió.

 No vislumbré, ni observé cartel, donde se conminase  a que los  “Humanos, sean  cívicos”, eso sí, los avisos de prohibido perros en la playa pululan a lo largo y ancho del litoral playil, esto debe ser, pensé; para que no se moleste a los cívicos humanos, mientras ellos contaminan su playa, nuestras playas, la de todos.

Una colilla puede contaminar 10 litros de agua y tarda una década en degradarse en el mar, Desprenden arsénico, níquel, cadmio hierro, cobre cinc, magnesio. Y esto pasa posteriormente a la cadena alimenticia a través de los animales marinos.

Días después, junto con mi amigo peludo, compartiendo paseo, observe la  limpieza de la playa,  tres gaviotas estaban siendo recogidas por el servicio de limpieza mañanero, a dos de ellas, les asomaba todavía por el pico algo elástico, presté atención y observé algo pegajoso, que según comentaban los del servicio de limpieza, parecía un chiquele.

Y de vuelta de las mini-vacaciones, y retornados/recobrados nuestros  paseos mañaniles, por las calles del vecindario, encontramos, en una esquina si y en otra también, y cada vez en mayor cantidad, carteles alusivos a la prohibición, de cacas de  perros, no así, al incivismo de quien no recoge las mismas. Lo dicho, prohibición y no educación.

Playas, pueblos, costas y montañas cada vez menos habitables. Prohibición y no educación, sigue siendo el lema de nuestros Ayuntamientos, alcaldes y concejales que nos gobiernan en esta España nuestra, contaminada, por doquier, pero el problema, siguen siendo los perros, no los llamados seres ¿racionales?.

Al mi vuelta me tropiezo con residuos, de parece ser, la última noche de fiesta en el pueblo, las calles atiborradas de basura, vidrios rotos, papeles alejados por los adyacentes caminos, por la acción del viento, mierda  por doquier, olor a tortura y víctimas, la plaza donde se ha torturado y al final se le ha dado muerte animales inocentes, aun sin desmontar, pero este problema no existe; es tradición.

Este país, nuestros Ayuntamientos, incluido el nuestro de Olias, tienen problemas, y muchos y entre ellos, no son los perros..

Por cada pedazo de basura que no tiras al suelo, por cada árbol que cuidas, por cada animal al que le das amor; le regalas al planeta una caricia”       

 Manu y Willy