MORDISCOS EN EL CORAZÓN
MORDISCOS EN EL CORAZÓN
La vida te marca, y siempre te acompañan y permanecen cicatrices, imposibles de borrar
Y en algún lugar de la Mancha….
Cuando la incoherencia se impone y se adueña de la razón, cuando se prefieren unos sublimes e inquisitoriales días de “divertimento” a costa de los animales, a mejoras salariales, a una mejor sanidad a unos saludables servicios públicos, a una educación para todos, que nos proyecte de los últimos puestos en la UE, cuando se permiten gastar más en aberrantes, absurdos y monstruosos días, que en sanidad durante un año, el pueblo, sus gobernantes, aprecio que han perdido algo, yo diría inconmensurable, como es la razón, con la que se deberían regir, con la que se debe guiar todo ser que se llame coherente y racional.
Las rejas, los barrotes, en cualquier sitio que se planten serán para obstruir y coartar la libertad de cualquier ser creado por Dios, Son simplemente denigrantes no deberían haber sido inventados, ni las cárceles deberían “poseerlos” son, reivindican, una época pasada que nada, ni nadie creo que desease se volviese a repetir, son, y producen, sencillamente, horror, asco, miedo, temor y sobre todo, me retrotraen a recuerdos que nunca deberían haber sido vegetados, por inhumanos e ignominiosos.
“Por la ignorancia nos han dominado, más que por la fuerza”.
Simón Bolivar
Casi doscientos años después de esta y otras eminentes frases, si observamos con presteza a nuestros pueblos, y sus “festejos” podríamos decir sin ánimo de equivocarnos ni un ápice, que no hemos evolucionado, que no desean que evolucionemos, esa oligarquía aberrante, y ultratumbosa que nos esclavizó durante siglos y que nos sigue avergonzando hoy día, esta, sigue presente y se recrea con la ignorancia que en el siglo XXI mantiene y tiene subsumido al pueblo llano, y a sus súbditos en la más implacable de las ignorancias.
Para ellos, para los infamantes “poderosos” su frase preferida fue y sigue siendo; Pan y toros. (1)
Incoherencia total; En algunos pueblos, la plaza que será donde se infrinjan toda clase de humillaciones, se torturará y finalmente se asesinará a un animal, se monta frente a la casa de cultura.
Creo no obstante que en esta España nuestra, algunos siguen gritando con alegría el lema que acuñaron los absolutistas en 1814. ¡¡ VIVAN LAS CADENAS ¡¡.
Mi paseo matinal y diario por este pueblo donde habito y subsisto, pero con el que no convivo, comparto, ni disfruto sus “fiestas” teñidas de sangre, nos topamos esta mañana aciaga y doliente, con unos barrotes llenos de tristeza y sumisión, los mismos son y han sido estocados para coartar la libertad de un ser vivo, y olvido por unos instantes eternos, que vivimos en el siglo de los descubrimientos, donde unos hombres ya están pensando en habitar otros planetas, mientras otros se conforman con las migajas de sus patronos.
En estos benditos pueblos donde se espera que sus políticos deberían emplazar y culturizar a sus jóvenes, al futuro digital inminente que se avecina, a defenderse en el idioma predominante que en muy pocos años “dominara” el mundo, los mismos deberían inculcar, presente y futuro, no pasado, no agarrarse a tradiciones obsoletas en las cuales dejan que sus jóvenes se agarren para olvidar su propia ignorancia, que les hace sentirse vivos durante unos mínimos instantes en los que la vejación, maltrato, tortura y sangre, provocada a un animal, les hace sentirse libres y “valientes” . Pero cuando estos segundos se difuminen como el humo, los mismos que han producido este sufrimiento y “disfrutado” volverán a la más abyecta y cruda realidad; su más absurda y aberrante incultura.
Constato que no hemos emergido todavía de la época feudal, donde numerosos siglos anidamos.
No hostigamos la Edad Media; seguimos apacentados en ella, en la época de los capirotes y las hogueras, de las brujas y los aquelarres, en la que se quemaban herejes y el pueblo llano disfrutaba con observar como sus amos terratenientes yseñores divertirse mientras los mismos se recreaban canturreando y berreando beodos totales, su frase preferida; “pan y toros al pueblo”.
Vuelvo a casa y ante tanta impotencia, maldad y crueldad de seres que deberían ser sinónimo de racionales, solo puedo llorar y sentir mordiscos en el corazón
Y lo abrazo, y nos envolvemos en un estrujón desesperado y nostálgico por no estar a su lado más horas, que para mí, ya son desesperadas.
Y él, me lame mis manos, heridas por una desesperación de un animal, que se creyó herido, pero que solo por mi parte fue un acto involuntario de “violencia” hacia él.
Y esas rejas, te arrastran a la fuerza y te van enviando seguido por unos seres malignos, llenos de odio y maldad, asfixiados de rencor, y borrachos de perversidad, que te producen dolor, por un camino desesperado, te vierten hacia una humillación aberrante y calumniosa, hacia una desesperación no querida, hacia un sufrimiento impuesto por unos seres innobles llamados racionales, hacia un fin, desesperado infamante, atroz y sanguinario.
(1) «Pan y toros» es un tópico cultural español que, parafrasea una expresión latina; “Pan y circo', describe la fiesta de los toros como una diversión que halaga las bajas pasiones del pueblo llano, amortigua los conflictos sociales y le mantiene en una situación de atraso.
Cuando los años se deslizan y se adelantan al tiempo, los sueños incumplidos resuenan en cada atardecer mirando el horizonte, y ya las lágrimas transitan tus mejillas añorándolos; simplemente, debes asumir, que ya no es posible volver a resucitarlos.
Pero recuerdo que, continuamente he hallado y vivido defendiendo en lo que siempre he creído, Lo hice sin violencia, pero, con ímpetu y vehemencia, sin fanatismo, pero con pasión.
Y por ello conocí, la destrucción, el sudor frio, las lágrimas y el dolor, y también algunas veces, facture a la compasión.
Pero he tenido el valor de perdonar, pues intuía que las heridas del rencor me desgarrarían el corazón, cada vez que este recordase el daño infligido y no querido, ni deseado, solo acaecido por una ignorancia que no supe atajar.
Cuando ya la vejez te acorrala, no hay vuelta atrás, simplemente la aguardas con resignación, pero sin temor, renunciando a lo que soñaste y no creaste, pero sintiéndote orgulloso de lo que fue doloroso, arduo, espinoso, pero con carácter, dolor, y sufrimiento, conseguiste acarrear a buen final
Y willy ya está ronroneando su felicidad, una placidez acorde con su dulzura.
Willy, me mira, ya de reojo, e intuyo que me transmite sus pensamientos
“Seguir dándonos voz, no tenemos otra”.
Y ahora palparé como cada noche un mundo mejor para ellos
Una queca, que parece ser, se deslizo de las manos de algún ángel de cuatro patas desde el limbo de los animales, me espera.
Parece ser que termino su viaje en mi tálamo
Iré a su encuentro
A mimir y a soñar Willy